El espacio mental

Por Lucía Blanco

Esta semana, tanto en talleres, pláticas y temas personales, he estado hablando y desarrollando mis propios espacios mentales. Te quiero compartir, algunas conclusiones al respecto, sobretodo si eres empresario y te encuentras en medio de la cuarentena que todos atravesamos, generada por el coronavirus.

Hablar del espacio mental, es hablar de lo sutil, de lo invisible y también de lo que Covey, autor de los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, llama: la primera creación.  Este autor, menciona que todas las cosas se crean dos veces. Primero, hay una creación mental  y después una creación material.  Por otro lado Deepak Chopra nos dice que la atención energiza y la intención transforma; así es que ¿a qué le estás poniendo atención?:  ¿a la posibilidad de cerrar, de sobrevivir, de transitar, al virus o a mantenerte sano y construir una nueva versión de ti o de tu negocio? Es sutil, sin embargo, es poderoso.

Durante estos días, llegó a mí, un libro, que me ha encantado y que aprovecharé este espacio para recomendártelo: se trata de “La Ligera Ventaja” de Jeff Olson”. Explica que los resultados y el éxito es un tema de pequeñas acciones y decisiones que tomamos y hacemos o no. Dice, el autor, que son tan pequeñas estas acciones que es fácil hacerlas y fácil no hacerlas; la diferencia se verá únicamente con el poder del tiempo.  Se trata de construir hábitos. Y yo diría, de impactar en lo invisible, en lo sutil, para construir lo visible y lo material.

Parecería que el mundo empresarial está fuera o lejos de esta visión; sin embargo, detente un poco a pensar: Si el negocio es un reflejo de ti, ¿cómo tú, te estás nutriendo para reflejar salud y posibilidad a tu negocio?

Si combinamos tanto el mundo empresarial, como el de desarrollo individual; este artículo pretende aportarte algunas acciones que puedes realizar en esta cuarentena para crear una mente sana que manifestará en un negocio y vida sanos, al mismo tiempo que te mantendrá activo mentalmente para reenfocar la forma en que estás viendo la situación.

Los coaches de negocios, generalmente te recomendarán iniciar por hacer un plan, al menos de 90 días. Y muy probablemente tú dirás: ¡Cómo voy a hacer un plan si no sé cuánto va a durar esto, si tengo que hacer algo para no cerrar, para mantenerme, para pagar mis cuentas! ¡no tengo tiempo! Y muy probablemente así sea; simplemente porque eso estás creando mentalmente.

Así que te invito a que continúes leyendo y más aún, a que te animes a realizarlo como un nuevo hábito. Yo misma te sugeriré realices ese plan a 90 días; sin embargo, me iré más atrás; comienza por crear mentalmente el negocio que quieres tener en 3 meses. Covey diría: “comienza con el fin en mente”. La semana pasada, compartí en este mismo blog, una especie de diagnóstico para tu empresa. ¡Hazlo! Así pues; partiendo de ahí, he aquí algunas ideas y actividades que puedes realizar para transitar y (re)construir tu negocio, en este periodo de cuarentena:

  • Leer al menos 10 páginas de un libro de desarrollo personal o de negocios diariamente. Esto te dará ideas y perspectiva, además de desarrollarte el hábito de lectura.
  • Estudia. Estudia casos de éxito, comparte con gente exitosa para que cambien la frecuencia de lo que estás escuchando estos días. Inscríbete a algún programa de desarrollo de negocio, curso, o grupo de estudio que te aporte ideas y cambie la frecuencia de pensamiento que tienes. Siempre podrá ser diferente y más nutricia.
  • Afina tus herramientas. Sigue practicando aquello en que eres experto. Busca videos, nuevos autores, nuevos enfoques. Abre posibilidades.

Hasta aquí sólo has trabajado en tu mente; muy importante, recuerda que lo que piensas se convierte en resultados y en lo que ves. ¡Hazlo diariamente!

  • Escribir. A partir de las ideas que te surjan, empieza a mentalizar el negocio que quieres y cómo lo quieres. Aunque ya lo tengas, piensa en empezar, y puedes tomar los recursos con los que ya cuentas. También escribe todas aquellas creencias, juicios u oraciones que te digas y que te limitan, en una columna; en la otra mitad de la hoja, tradúcelo a lo opuesto y verifica qué te hace sentir sólo pensar lo opuesto, ¿qué te dices?, ¿qué sientes?, ¿qué pasaría si te dijeras eso que no te dices, en lugar de lo que te dices?.  También escribe objetivos a tres meses y tradúcelos a mensuales, semanales y diarios. Ahí está la ligera ventaja de la que habla Olson. Lo que hagas cada día (y lo que no también) te llevará a los resultados semanales y a su vez éstos a los mensuales y sin duda éstos a los trimestrales. Las cosas no “pasan” de un día para otro; se sembró y simplemente va creciendo y germinando, a partir de un sencillo y simple pensamiento y acción.
  • Dedícate tiempo. Practica tu hobby. Esto te permitirá estar aquí y ahora; desde este espacio, se construye el futuro.  Además te generará endorfinas, lo que te tendrá content@.
  • Descansa.  Duerme al menos 7 horas diarias. Descansar tu mente, te permitirá ver cosas con claridad y con calma. Mantén horarios para dormirte y para despertarte.
  • Medita. Aprende a mantener tu mente en silencio y a escuchar tu sabiduría interna. Recuerda una ley del universo: “como es adentro, es afuera”, ¿Qué ves y qué no ves?
  • Establece objetivos. Tener acciones y resultados a lograr, te permitirá trabajar en ello, enfocar tu mente a algo que quieres  y encontrar opciones y posibilidades a preguntarte. ¿cómo lo puedo lograr?, ¿qué tengo?, ¿qué necesito?

Y hagas lo que hagas, recuerda la regla de oro de los espacios mentales: “Cuida lo que metes a tu mente, a través de lo que ves, escuchas y sientes”, pon un alto y frena estarla alimentando de situaciones de muerte. Si te mantienes ocupad@ en cuidar tu mente, lo verás retribuido en tus emociones y en desarrollar nuevos hábitos.

¡Recuerda! este es un periodo de gestación y siembra. Seas consciente o no, así es que mejor conscientemente asegúrate  que lo que siembres cada día sea aquello que quieras cosechar.

Aún no lo crees posible. ¿Consideras que es perder el tiempo y que estás demasiado angustiado y preocupado por si tu negocio sobrevivirá que no puedes dedicarle tiempo a estas cosas?. ¡Muy bien!, es posible; sin embargo, ¿estar en ese estado te ha resuelto el problema o te tiene en un lugar diferente?. Si la respuesta es no; quizá la pregunta a hacerte es: ¿Qué pasaría si crear hábitos mentales saludables, transforma tu negocio, como resultado de transformarte tú?, Al menos ya sabes, que lo que estás haciendo no te tiene en donde quisieras, sólo en donde te has puesto.  ¿Qué perderías con probar?

Home Office.

Y tú, ¿Cómo vives la cuarentena?

Por Lucía Blanco

La reciente pandemia por el coronavirus, nos ha llevado a trabajar desde casa. Y eso me ha hecho reflexionar sobre varias cosas, por un lado: la relación que cada uno tenemos con el trabajo y por otro lado, los espacios que nos dedicamos para (re-)construir dicha relación.

Desde hace muchos años, tengo la idea de que una relación, sobretodo, de pareja,  se trata de construir espacios: los individuales, en donde cada uno realiza actividades que lo nutran y que después pueda compartir (o no) con el otro; los espacios de pareja, en donde ambos comparten una misma actividad, hobby o afición y el realizarla en conjunto ayuda y aporta a la relación.  Estos espacios, tanto el individual, como el de pareja puede, o no, incluir a otras personas: amigos, hijos, familiares. De ahí que cuando una relación termina, para mí, una de las primeras cosas a hacer, es reconstruir los espacios, los tiempos que dedicábamos a los espacios de pareja. Empezar a llenar y ocupar esos espacios con otras actividades, nos permite reinventarnos y sanar de la separación, hacer cosas que teníamos pendientes, quizá en algunos casos, nos deja ver que no se tenían espacios individuales, que la relación sólo ocupaba tiempos de pareja, en fin; la construcción de espacios, me resulta un tema interesante y me ayuda a tener una perspectiva de los tiempos que dedicamos a cada cosa.

De ahí que el Home Office, al que la vida nos invita hoy día, no es la excepción para verlo como una construcción de espacios;  si a esta construcción sumamos que hay una relación entre nosotros y el trabajo, podemos preguntarnos: ¿Cómo el home office me deja ver el tipo de relaciones que he construido con el trabajo y con mi familia? Para ampliar un poco el tema; distingo 4 espacios que a continuación explico:

  1. El Espacio Físico:  en términos exclusivamente laborales, ¿tengo en mi casa un espacio dedicado EXCLUSIVAMENTE para trabajar y para que sea “mi oficina”? Si la respuesta es sí, ¡Felicidades!; si la respuesta es: “No”; quizá debas preguntarte: ¿Qué espacios ocupa el trabajo en tu vida? El espacio físico (casa, hábitat), es un reflejo de nuestro propio espacio físico (nuestro cuerpo). Lo que ves dentro de tu hogar u hábitat, te muestra lo que hay dentro de tu propio cuerpo (mundo interior), de tal forma que es probable que el tener o no un espacio físico para trabajar y cómo lo tengas, habla de tu propio cuidado: ¿Qué relación tienes con el trabajo?, ¿es un espacio en tu vida u ocupa tantos espacios que en tu casa, hay trabajo en todas las áreas?, ¿qué dice de tu propia limpieza y orden interior las de tu espacio de trabajo?, Si salir a trabajar, te permite no entrar en contacto con tu hábitat y quienes lo habitan, entonces: ¿Cómo estás contactando ahora, que no sales?, ¿qué tipos de relaciones y espacios has construido?
  2. El Espacio Emocional: Si el espacio físico habla del propio cuidado. ¿Qué dirán las emociones que sientes al no salir de casa y quedarte a trabajar?, ¿cómo éstas repercuten en tus relaciones y convivencia? Una pregunta interesante a hacerte es: ¿Qué emoción es la que más experimento al estar en casa y no salir? Esto resulta interesante, ya que si el espacio físico y el exterior me permiten ver algo mi interior; el tema no es qué emociones te das cuenta que tienes ahora trabajando en casa; sino con quién las sientes. Y más allá de ello; si estas emociones se manifiestan en tus relaciones familiares; ¿Cómo está esa emoción dentro de ti?, ¿Cómo es tu propia relación contigo?, ¿Qué puedes observar de ti y tu relacionamiento al estar trabajando en tu casa. ¿Qué te pasa, emocionalmente hablando, al tener tus dos mundos: laboral y personal en el mismo espacio?, ¿Qué espacios conversacionales te estás permitiendo construir y cuáles no? y eso, ¿Cómo afecta tus relaciones?, ¿te estás quedando en casa o sigues saliendo?
  3. El Espacio Mental: Hemos escuchado bastante acerca de que lo que crees; creas. Así es que te preguntaré: ¿Cómo vives esta cuarentena: como un resguardo o como un encierro?, ¿Cómo un tema de sobrevivencia o tan sólo como un tránsito por una situación que la vida nos ofrece? Ciertamente, nuestros pensamientos crean; y también se convierten en palabras. Quizá estar trabajando en casa, es un buen momento para escuchar: ¿qué palabras son las que más dices acerca de la pandemia, del trabajo en casa, de la mezcla de estos dos mundos, de convivir todo el día con tu familia, de la convivencia misma, de no salir? Y mejor aún: ¿Qué dicen tus cercanos de tenerte en casa todo el día?, ¿Qué palabras son las que más dices?, ¿qué palabras son las que más escuchas?
  4. El espacio Espiritual: Te compartiré mi propia definición de espíritu: Lo defino como una planta interior, de la que cada uno es responsable. Así, es que, sabiendo que tienes una planta en tu interior: ¿Cómo la nutres?, ¿de qué?, ¿te haces cargo sólo de tu planta o quieres hacerte cargo de las de los demás a tu alrededor?, ¿esto te pasa, sólo en el trabajo, sólo en tu casa?. Nutrir o no nuestra planta interior, acaba repercutiendo en los hábitos que tenemos.  Ahora que tus mundos se han encontrado: ¿Qué dirías acerca de los hábitos?, ¿Qué reflejan tus acciones?, ¿Qué hábitos estás construyendo? Este, es quizá un buen momento para establecer reglas básicas de convivencia y para desarrollar nuevos hábitos.

Y así, 4 espacios que te permiten ver el “Home Office” como una oportunidad o padecerlo.  Lo cierto, es que los espacios, sólo hablan de cada uno; de tus hábitos, de tus relaciones. Podríamos decir que los espacios se han invertido: ahora convives todo el día con tu familia y estás en casa; mientras que con quienes solías hacerlo diariamente, como colaboradores, colegas, jefes; ahora sólo los ves a través de una pantalla o los escuchas a través del teléfono. Resulta interesante pensar que nuestros mundos se han invertido.  Como no creo en las casualidades, creo que más allá de que sea un tema mundial, en corto, me parece que esta situación a cada uno nos está poniendo enfrente la oportunidad de ver aquello que no queríamos o de corroborar lo que hemos construido hasta ahora. Y a ti, el home office ¿Qué te pone en evidencia?

Alma y Empresa

Por Lucía Blanco

Cuando era pequeña, recuerdo que mi mamá me decía que mis muñecos y juguetes en la noche cobraban vida y que según yo los tratara, era como me iban a tratar. Creo, que sin saberlo, esa historia, me hizo cuidar no sólo de mis juguetes, en mi niñez; sino de mis relaciones y de la gente en mi vida.

Más grande, elegí  la carrera de psicología más por descartar otras carreras, que por elección de ésta.  Sin embargo, la elegí consciente de que no quería trabajar en la clínica; sino en la empresa. Para ese entonces ya sabía que quería ser maestra y que la docencia, que ya ejercía desde hacía algunos años atrás, era una de mis dos grandes pasiones en la vida. (La otra es la danza).

Desde ese momento y hasta la fecha, la vida se ha encargado de mostrarme infinidad de veces, cómo la dualidad, en mí, es algo natural e inherente a mi naturaleza. De ahí, que para mí, la visión de una moneda con dos caras, se volvió una metáfora que hasta la fecha utilizo para ejemplificar las dualidades que conforman la unidad y cómo los opuestos generan el equilibrio.

Con el paso del tiempo y la experiencia laboral en escuelas, en corporativos, en banca y en autoservicio y mi experiencia en recursos humanos dentro de éstas, el enfoque a la gente dentro de una empresa se fue haciendo mi día a día, mi cotidiano y mi área de expertise.  Desde el relacionamiento y el enfoque de servicio hasta la planeación y logro de objetivos a través de la gente.

Este enfoque fue permeando en mis clases, en mis cursos y conforme adquiría más “horas de vuelo” en capacitación y docencia, me daba cuenta que el tema muchas veces no era el conocimiento lo que hacía que la gente fuera a un curso, era “encontrar algo” que les ayudara a resolver algún tema mucho más interno, que generalmente estaba relacionado o con una decisión o con una relación y casi en su mayoría con la comunicación de la una o de la otra. Es así, que adentrándome más en el mundo interior de las personas y mis propios estudios posteriores me fueron dando un enfoque hacia el desarrollo del ser, lo que llamaríamos: Desarrollo Humano.

Hoy distingo 2 mundos (he aquí la dualidad) el interno y el externo. Y también distingo al cuerpo como la frontera entre ambos.  De ahí que el filtro que ocupo al ver a una persona o a una empresa me lleva a ver el mundo exterior y preguntarme: ¿si esto refleja hacia afuera, cómo está este tema en el interior? Y como empresaria y consultora, esta visión y esta pregunta no escapa cuando tengo contacto con alguna empresa y sus directivos. ¿Se darán cuenta que lo que ven, es un reflejo de lo que ellos tienen, o lo que no?, ¿Qué la gente que colabora ahí es sólo un reflejo de ellos?, ¿ que si no fuera suyo, no estaría en su entorno? ¿qué emoción es la que subyace en esta empresa?, ¿de qué se habla  y de qué no?

Hablar del cuerpo, es hablar de la frontera entre los dos mundos, y también es hablar de emociones. Nuestras emociones, encuentran forma en nuestro cuerpo, tanto en las enfermedades y salud, como en la propia estructura corporal.  Es un tema de hábitos, de nutrición.  Lo mismo que en una empresa, en su estructura, están las emociones que mueven a esa empresa.

Desde este enfoque y sumada a mi dualidad inherente, me es imposible ver a una empresa sin su mundo interior. Y una metáfora que me da un paralelo de salud organizacional es la equiparación de cada una de las áreas de la empresa, a una parte del cuerpo. En donde la gente, es el mundo interior de la empresa, su alma; eso que está tan adentro que le da su esencia, su identidad y que sin saberlo o quererlo; es reflejo de sus dueños, de su cabeza. Y la estructura, la manera en que se conforma la dinámica de la empresa, la disposición física de los lugares de trabajo, las divisiones y subdivisiones, sólo son reflejo de sus emociones. Como en lo individual, las emociones van a guiar las acciones de la gente en la empresa, es decir sus comportamientos y éstos a su vez, han generado hábitos. la pregunta es: ¿estos hábitos ayudan a la empresa a lograr sus objetivos?, ¿son sanos?, ¿qué dicen de la empresa y su gente?

En Alma y Empresa, la gente, dentro de la organización, la equiparamos al corazón; a las relaciones, a los afectos; de donde sus hábitos, entre otras cosas,  irán construyendo su identidad (alma). Sin embargo, no sólo es la gente dentro de la organización, ésta es parte de un todo, como en el cuerpo humano. Todo parte de la cabeza (dueño/director general) en donde se genera la estrategia y a través de conversaciones, procesos (manos) y recursos (materiales, financieros y humanos), esta estrategia va permeando a la operación  (cuerpo), que al estar alineada de la cabeza a los pies (finanzas, que nos permiten dar pasos firmes), pasando por tener un área comercial sana (brazos), es decir que ingrese dinero; todas las áreas, todas las personas se alinean a un mismo objetivo, a un mismo rumbo. Y acaso, ¿no es eso lo que se pretende al tener un negocio o dirigir un área?

Si tienes una empresa y quieres conocer una visión general de cómo se percibe por parte de tus directivos; contáctanos, solicita un diagnóstico de salud organizacional. Haz mención de este artículo y obténlo de forma gratuita.

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