¿Negocio online?

Por Lucía Blanco

Si bien es cierto, que esta pandemia pasará, el tránsito para algunos empresarios está siendo  diferente. Los hay quienes sin problema idearon un nuevo producto o servicio y lo ofrecen en línea; quienes ajustaron algunos aspectos de sus negocios y están trabajando o con protocolos de entrega presencial o a distancia desde sus hogares, también están quienes están descubriendo en el trabajo en línea un sistema de mayor productividad para ellos mismos y sus equipos de trabajo; y por supuesto, están aquellos empresarios, que siguen en shock y aún no se han movido de donde estaban porque o lo ven difícil, o complicado o simplemente imposible, hablan de subsistir o sobrevivir a esta etapa y claramente los hay quienes ante los primeros días de resguardo, han optado por cerrar sus negocios.

Pues bien, en realidad esto tiene más que ver con la personalidad de cada uno que con la pandemia. Y el tema es cómo cada uno enfrenta los cambios. Así es, este es un tema emocional y de manejo de los cambios.

Para algunos autores, el mundo de los negocios es un juego y lo llaman diferente. Para Robert Kiyosaki, el nombre del juego es el Cashflow , el flujo de efectivo, éste independiente del cómo, debe permanecer en el negocio. Para Brad Sugars, en cambio, el juego se llama utilidad; no importa cuánto vendas, importa cuánto ganes o para el caso, cuánto conserves.  Si no hay utilidad, dicen algunos financieros, no es negocio.

Desde mi perspectiva, este periodo y esta etapa nos da la oportunidad de que si ya teníamos un negocio, lo veamos como un emprendimiento, ahora en línea. ¿Después de todo ya hemos iniciado un negocio, cierto? Ahora sólo es cambiar el formato.  Muy probablemente el regreso a la actividad será gradual y habrá cosas que permanecerán online, aún después del  regreso; así es que aquí algunos tips para hacer esta transición.

Así es que teniendo en mente el flujo de efectivo y la utilidad, como elementos a cuidar para seguir llamándolo negocio a continuación 4 tips para “emprender tu negocio en línea”, o transicionarlo.

  1. LA MENTALIDAD.  Sí, hay que empezar por cuidar lo que piensas y lo que te dices y te hace sentir esta situación. Stephen Covey,  dice que las cosas se crean dos veces. La primer creación es mental y la segunda la física. Es importante entender que el negocio, si tú eres el dueño o la cabeza del mismo, sólo será un reflejo de ti. Lo que ves afuera, está adentro.  Por otro lado, se recomienda: Capacítate, cuida tus pensamientos. Requieres desarrollar la capacidad de cuidar tus pensamientos y pensar en grande. Si constantemente usas palabras como: difícil, complicado, sobrevivir, “¡No sé qué voy a hacer!”, etc. Eso estás construyendo.  Y eso verás.
  2. TENER UN PROPÓSITO. Desarrollar un negocio sólo por dinero, no es negocio. Encuentra un sentido, para Kiyosaki es “el sueño” , tener la claridad de un sueño a cumplir, es lo que te moverá a lo qué el autor llama: “salir de la carrera de las ratas”. ¿Para qué tienes este negocio?. Aquí te voy a recomendar entres a ver este link:

Es una plática de TED, por Simon Sinek, que se llama el círculo dorado, explica cómo debería desarrollarse el pensamiento estratégico para hacer un negocio.  Oprah, dice que : “La intención gobierna al mundo”.  Chopra dice: “La atención energiza, la intención transforma” . ¿Cuál es la razón de ser de tu negocio?, ¿Cuál sería tu propósito de negocio? , ¿qué intención estás poniendo al crear tu negocio o para el caso a transicionarlo en línea? Responder esto implica que si lo tienes claro, el moverte a un modo online, sólo es otro medio o forma de hacer aquello que te mueve a hacer lo que haces y atener el negocio que tienes.

Así, en esta entrega te comparto estos dos primeros tips, y mientras en esta semana realizas un trabajo de concientizar tus pensamientos, tus emociones y el propósito de tu negocio, ves el video de SInek; la próxima semana continuaré con esta lista de tips que puedes hacer para ocupar esta pandemia a favor de tu negocio o parte de él , moviéndolo a un modo online.  ¡Hasta la próxima semana!

El espacio mental

Por Lucía Blanco

Esta semana, tanto en talleres, pláticas y temas personales, he estado hablando y desarrollando mis propios espacios mentales. Te quiero compartir, algunas conclusiones al respecto, sobretodo si eres empresario y te encuentras en medio de la cuarentena que todos atravesamos, generada por el coronavirus.

Hablar del espacio mental, es hablar de lo sutil, de lo invisible y también de lo que Covey, autor de los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, llama: la primera creación.  Este autor, menciona que todas las cosas se crean dos veces. Primero, hay una creación mental  y después una creación material.  Por otro lado Deepak Chopra nos dice que la atención energiza y la intención transforma; así es que ¿a qué le estás poniendo atención?:  ¿a la posibilidad de cerrar, de sobrevivir, de transitar, al virus o a mantenerte sano y construir una nueva versión de ti o de tu negocio? Es sutil, sin embargo, es poderoso.

Durante estos días, llegó a mí, un libro, que me ha encantado y que aprovecharé este espacio para recomendártelo: se trata de “La Ligera Ventaja” de Jeff Olson”. Explica que los resultados y el éxito es un tema de pequeñas acciones y decisiones que tomamos y hacemos o no. Dice, el autor, que son tan pequeñas estas acciones que es fácil hacerlas y fácil no hacerlas; la diferencia se verá únicamente con el poder del tiempo.  Se trata de construir hábitos. Y yo diría, de impactar en lo invisible, en lo sutil, para construir lo visible y lo material.

Parecería que el mundo empresarial está fuera o lejos de esta visión; sin embargo, detente un poco a pensar: Si el negocio es un reflejo de ti, ¿cómo tú, te estás nutriendo para reflejar salud y posibilidad a tu negocio?

Si combinamos tanto el mundo empresarial, como el de desarrollo individual; este artículo pretende aportarte algunas acciones que puedes realizar en esta cuarentena para crear una mente sana que manifestará en un negocio y vida sanos, al mismo tiempo que te mantendrá activo mentalmente para reenfocar la forma en que estás viendo la situación.

Los coaches de negocios, generalmente te recomendarán iniciar por hacer un plan, al menos de 90 días. Y muy probablemente tú dirás: ¡Cómo voy a hacer un plan si no sé cuánto va a durar esto, si tengo que hacer algo para no cerrar, para mantenerme, para pagar mis cuentas! ¡no tengo tiempo! Y muy probablemente así sea; simplemente porque eso estás creando mentalmente.

Así que te invito a que continúes leyendo y más aún, a que te animes a realizarlo como un nuevo hábito. Yo misma te sugeriré realices ese plan a 90 días; sin embargo, me iré más atrás; comienza por crear mentalmente el negocio que quieres tener en 3 meses. Covey diría: “comienza con el fin en mente”. La semana pasada, compartí en este mismo blog, una especie de diagnóstico para tu empresa. ¡Hazlo! Así pues; partiendo de ahí, he aquí algunas ideas y actividades que puedes realizar para transitar y (re)construir tu negocio, en este periodo de cuarentena:

  • Leer al menos 10 páginas de un libro de desarrollo personal o de negocios diariamente. Esto te dará ideas y perspectiva, además de desarrollarte el hábito de lectura.
  • Estudia. Estudia casos de éxito, comparte con gente exitosa para que cambien la frecuencia de lo que estás escuchando estos días. Inscríbete a algún programa de desarrollo de negocio, curso, o grupo de estudio que te aporte ideas y cambie la frecuencia de pensamiento que tienes. Siempre podrá ser diferente y más nutricia.
  • Afina tus herramientas. Sigue practicando aquello en que eres experto. Busca videos, nuevos autores, nuevos enfoques. Abre posibilidades.

Hasta aquí sólo has trabajado en tu mente; muy importante, recuerda que lo que piensas se convierte en resultados y en lo que ves. ¡Hazlo diariamente!

  • Escribir. A partir de las ideas que te surjan, empieza a mentalizar el negocio que quieres y cómo lo quieres. Aunque ya lo tengas, piensa en empezar, y puedes tomar los recursos con los que ya cuentas. También escribe todas aquellas creencias, juicios u oraciones que te digas y que te limitan, en una columna; en la otra mitad de la hoja, tradúcelo a lo opuesto y verifica qué te hace sentir sólo pensar lo opuesto, ¿qué te dices?, ¿qué sientes?, ¿qué pasaría si te dijeras eso que no te dices, en lugar de lo que te dices?.  También escribe objetivos a tres meses y tradúcelos a mensuales, semanales y diarios. Ahí está la ligera ventaja de la que habla Olson. Lo que hagas cada día (y lo que no también) te llevará a los resultados semanales y a su vez éstos a los mensuales y sin duda éstos a los trimestrales. Las cosas no “pasan” de un día para otro; se sembró y simplemente va creciendo y germinando, a partir de un sencillo y simple pensamiento y acción.
  • Dedícate tiempo. Practica tu hobby. Esto te permitirá estar aquí y ahora; desde este espacio, se construye el futuro.  Además te generará endorfinas, lo que te tendrá content@.
  • Descansa.  Duerme al menos 7 horas diarias. Descansar tu mente, te permitirá ver cosas con claridad y con calma. Mantén horarios para dormirte y para despertarte.
  • Medita. Aprende a mantener tu mente en silencio y a escuchar tu sabiduría interna. Recuerda una ley del universo: “como es adentro, es afuera”, ¿Qué ves y qué no ves?
  • Establece objetivos. Tener acciones y resultados a lograr, te permitirá trabajar en ello, enfocar tu mente a algo que quieres  y encontrar opciones y posibilidades a preguntarte. ¿cómo lo puedo lograr?, ¿qué tengo?, ¿qué necesito?

Y hagas lo que hagas, recuerda la regla de oro de los espacios mentales: “Cuida lo que metes a tu mente, a través de lo que ves, escuchas y sientes”, pon un alto y frena estarla alimentando de situaciones de muerte. Si te mantienes ocupad@ en cuidar tu mente, lo verás retribuido en tus emociones y en desarrollar nuevos hábitos.

¡Recuerda! este es un periodo de gestación y siembra. Seas consciente o no, así es que mejor conscientemente asegúrate  que lo que siembres cada día sea aquello que quieras cosechar.

Aún no lo crees posible. ¿Consideras que es perder el tiempo y que estás demasiado angustiado y preocupado por si tu negocio sobrevivirá que no puedes dedicarle tiempo a estas cosas?. ¡Muy bien!, es posible; sin embargo, ¿estar en ese estado te ha resuelto el problema o te tiene en un lugar diferente?. Si la respuesta es no; quizá la pregunta a hacerte es: ¿Qué pasaría si crear hábitos mentales saludables, transforma tu negocio, como resultado de transformarte tú?, Al menos ya sabes, que lo que estás haciendo no te tiene en donde quisieras, sólo en donde te has puesto.  ¿Qué perderías con probar?

Plan de ¿contingencia o emergente?

Por Lucía Blanco

Siempre he pensado que las palabras son importantes, que el significado que conllevan a veces lo desconocemos y nos hacen utilizarlas, sin saber a ciencia cierta su significado, aunque su uso también atrae la energía que conllevan.

Recuerdo cuando era una niña, a mi papa llenando crucigramas, me asombraba la cantidad de palabras que conocía y debo decir que aún de adulta, nunca hubo una palabra que le preguntara y no conociera su significado; eso siempre lo admiré. Cuando era pequeña y desconocía el significado de alguna palabra y se lo preguntaba, invariablemente me mandaba por el diccionario y me pedía que lo buscara por mí misma; y esa práctica la continúo hasta ahora. Me gusta conocer y aprender palabras, de tal manera que también me gusta hacer distinciones y en algunas ocasiones, disfruto conocer la etimología de las palabras.

Hoy día, gracias al coronavirus, hablamos de contingencia y  por alguna razón, nuestras mentes la asocian a una emergencia y eso me llama la atención, ya que de acuerdo a su definición en el  DRAE estamos hablando de: “Posibilidad de que algo suceda o no suceda”, así es que me pregunto: “¿si hablamos de un plan de contingencia, estamos hablando en realidad de un plan que puede o no suceder?” Así, es. Y suceda o no, me parece que tener un plan, siempre viene bien para mantenernos en el rumbo.

Por otro lado, la palabra emergente, implica que surge, que emerge, que nace, sale y tiene principio de otra cosa.

Hoy día, debido a la cuarentena, hay empresas que están en estado de contingencia; pensando en sobrevivir o cerrar (lo cual puede ocurrir o no), yo más bien diría: transitar; porque esto de una u otra forma va a pasar. Lo que es cierto y no habría que obviar es que es un momento de tomar decisiones. Por otro lado, como empresaria, entiendo la perspectiva y la situación. La intención de este artículo es ofrecer algunas posibilidades de cambiar el enfoque a uno en la solución, más que en el problema y de identificar en esta situación, una que nos da la oportunidad de ver qué he venido haciendo y cómo el resultado de esas pequeñas acciones y decisiones que aparentemente no importaban; hoy, el haberlas hecho o no, están importando.

Una primera pregunta para ti, empresario es: ¿estás en la situación en la que estás (sea cual sea) como resultado del coronavirus que emergió o en realidad antes del coronavirus, tu empresa ya estaba como ahora y esto sólo lo vino a magnificar? Responder esta pregunta, me parece importante ya que nos da perspectiva y oportunidades; sin embargo más allá de identificar si tu hoy, es resultado de las decisiones que tomaste y las que no, de las acciones que hiciste y las que no; lo que sin duda así es; nuestro resultado no “emergió” como el coronavirus; éste lo fuimos construyendo con pequeñas acciones cotidianas, día tras día. Y saber de dónde partimos, siempre me ha parecido importante.

Muy probablemente, como empresario habías realizado un plan anual, en presupuestos, en actividades y en proyectos para el 2020; y me parece que eso sí, son una contingencia. Aunque también creo que independientemente que se logren, se ajusten o se modifiquen; hoy día, el momento requiere crear un plan emergente y de contingencia; al menos durante los próximos 3 meses; ¿te parece mucho tiempo?, ¿poco? Eso es relativo, y depende con respecto a qué lo contrastes. Lo que es un hecho es que son 90 días; mismos que pronostica la continuidad de este resguardo y de esta pausa que la vida nos regala. Y pregunto, ya que la tenemos, ¿qué quieres hacer con ella para tu negocio y para tu vida a  partir de hoy?, ¿Qué hábitos y acciones puedes desarrollar para que te lleve al resultado que quieres?

Permíteme regalarte una posibilidad para construir un plan emergente y de contingencia para tus próximos 90 días, evaluar y tomar decisiones; más conscientemente, ahora que sabemos que lo que decidas ahora (y lo que no) tendrá una repercusión en el futuro que estamos construyendo hoy. ¿Cómo quieres estar y sentirte al final de este periodo de cuarentena?

La idea es transitar lo más sana y tranquilamente en medio de esta incertidumbre; poder tener algún atisbo de certidumbre para tomar decisiones que nos permitan llegar a  los próximos tres meses, sabiendo y confiando que se hace lo mejor con los recursos que se tienen.

La perspectiva para el plan es la siguiente:

  1. Imagina 3 escenarios posibles (para ti y tu negocio), el ejercicio funciona para el negocio y para la vida. (1) uno pesimista, (2) otro neutral (como estás hoy) y (3) otro optimista. Quiero hacer énfasis en que la cuarentena, no es un escenario pesimista; no es ni buena, ni mala; simplemente son las condiciones del entorno que hoy se nos presentan y dado este entorno, habría que plantearnos 3 escenarios.
  1. Por otro lado en el negocio, considera 5 áreas principales e inherentes a todo negocio: (1) administración, (2) finanzas, (3) operación, (4) recursos humanos y (5) ventas. Y si haces este plan para tu vida considera por ejemplo: (1) relaciones, (2) finanzas, (3) salud, (4) cultivar la mente y (5) cultivar el espíritu, o tu mundo interior.
  1. Plantea acciones en cada uno de los 3 escenarios para cada una de las 5 áreas; esto te pondrá en perspectiva al menos 15 posibilidades de acción, lo que también te permitirá descartar aquellas alternativas que no quieras tomar. Ya hay algunas que podrás llevar a la acción.
  1. Jerarquiza, qué es lo más importante para conservar, cuidar o mantener estos 90 días, en términos de áreas de negocio o de vida. ¿Qué es indispensable?, ¿De qué puedes prescindir?, ¿Qué requieres tener sí o sí, al final de estos 90 días?, ¿A qué le vas a poner foco y energía?, en fin; ¡Hazte las preguntas que requieras para establecer tus acciones y prioridades!

Esta idea, quizá pueda sumar a tus próximos 90 días, y quizá te genere un hábito, aún después de este periodo; de cualquier forma, mi deseo para ti es que comiences a visualizar el futuro con algo de certidumbre; en lugar de permanecer en un mismo sitio y transitar 3 meses, sin tomar decisiones, ni cambiar hábitos, y que pasen 3 meses y te encuentres en una situación crítica, que sólo será resultado de no haber accionado, ni decidido en este periodo de tiempo.  ¡Éxito!

Home Office.

Y tú, ¿Cómo vives la cuarentena?

Por Lucía Blanco

La reciente pandemia por el coronavirus, nos ha llevado a trabajar desde casa. Y eso me ha hecho reflexionar sobre varias cosas, por un lado: la relación que cada uno tenemos con el trabajo y por otro lado, los espacios que nos dedicamos para (re-)construir dicha relación.

Desde hace muchos años, tengo la idea de que una relación, sobretodo, de pareja,  se trata de construir espacios: los individuales, en donde cada uno realiza actividades que lo nutran y que después pueda compartir (o no) con el otro; los espacios de pareja, en donde ambos comparten una misma actividad, hobby o afición y el realizarla en conjunto ayuda y aporta a la relación.  Estos espacios, tanto el individual, como el de pareja puede, o no, incluir a otras personas: amigos, hijos, familiares. De ahí que cuando una relación termina, para mí, una de las primeras cosas a hacer, es reconstruir los espacios, los tiempos que dedicábamos a los espacios de pareja. Empezar a llenar y ocupar esos espacios con otras actividades, nos permite reinventarnos y sanar de la separación, hacer cosas que teníamos pendientes, quizá en algunos casos, nos deja ver que no se tenían espacios individuales, que la relación sólo ocupaba tiempos de pareja, en fin; la construcción de espacios, me resulta un tema interesante y me ayuda a tener una perspectiva de los tiempos que dedicamos a cada cosa.

De ahí que el Home Office, al que la vida nos invita hoy día, no es la excepción para verlo como una construcción de espacios;  si a esta construcción sumamos que hay una relación entre nosotros y el trabajo, podemos preguntarnos: ¿Cómo el home office me deja ver el tipo de relaciones que he construido con el trabajo y con mi familia? Para ampliar un poco el tema; distingo 4 espacios que a continuación explico:

  1. El Espacio Físico:  en términos exclusivamente laborales, ¿tengo en mi casa un espacio dedicado EXCLUSIVAMENTE para trabajar y para que sea “mi oficina”? Si la respuesta es sí, ¡Felicidades!; si la respuesta es: “No”; quizá debas preguntarte: ¿Qué espacios ocupa el trabajo en tu vida? El espacio físico (casa, hábitat), es un reflejo de nuestro propio espacio físico (nuestro cuerpo). Lo que ves dentro de tu hogar u hábitat, te muestra lo que hay dentro de tu propio cuerpo (mundo interior), de tal forma que es probable que el tener o no un espacio físico para trabajar y cómo lo tengas, habla de tu propio cuidado: ¿Qué relación tienes con el trabajo?, ¿es un espacio en tu vida u ocupa tantos espacios que en tu casa, hay trabajo en todas las áreas?, ¿qué dice de tu propia limpieza y orden interior las de tu espacio de trabajo?, Si salir a trabajar, te permite no entrar en contacto con tu hábitat y quienes lo habitan, entonces: ¿Cómo estás contactando ahora, que no sales?, ¿qué tipos de relaciones y espacios has construido?
  2. El Espacio Emocional: Si el espacio físico habla del propio cuidado. ¿Qué dirán las emociones que sientes al no salir de casa y quedarte a trabajar?, ¿cómo éstas repercuten en tus relaciones y convivencia? Una pregunta interesante a hacerte es: ¿Qué emoción es la que más experimento al estar en casa y no salir? Esto resulta interesante, ya que si el espacio físico y el exterior me permiten ver algo mi interior; el tema no es qué emociones te das cuenta que tienes ahora trabajando en casa; sino con quién las sientes. Y más allá de ello; si estas emociones se manifiestan en tus relaciones familiares; ¿Cómo está esa emoción dentro de ti?, ¿Cómo es tu propia relación contigo?, ¿Qué puedes observar de ti y tu relacionamiento al estar trabajando en tu casa. ¿Qué te pasa, emocionalmente hablando, al tener tus dos mundos: laboral y personal en el mismo espacio?, ¿Qué espacios conversacionales te estás permitiendo construir y cuáles no? y eso, ¿Cómo afecta tus relaciones?, ¿te estás quedando en casa o sigues saliendo?
  3. El Espacio Mental: Hemos escuchado bastante acerca de que lo que crees; creas. Así es que te preguntaré: ¿Cómo vives esta cuarentena: como un resguardo o como un encierro?, ¿Cómo un tema de sobrevivencia o tan sólo como un tránsito por una situación que la vida nos ofrece? Ciertamente, nuestros pensamientos crean; y también se convierten en palabras. Quizá estar trabajando en casa, es un buen momento para escuchar: ¿qué palabras son las que más dices acerca de la pandemia, del trabajo en casa, de la mezcla de estos dos mundos, de convivir todo el día con tu familia, de la convivencia misma, de no salir? Y mejor aún: ¿Qué dicen tus cercanos de tenerte en casa todo el día?, ¿Qué palabras son las que más dices?, ¿qué palabras son las que más escuchas?
  4. El espacio Espiritual: Te compartiré mi propia definición de espíritu: Lo defino como una planta interior, de la que cada uno es responsable. Así, es que, sabiendo que tienes una planta en tu interior: ¿Cómo la nutres?, ¿de qué?, ¿te haces cargo sólo de tu planta o quieres hacerte cargo de las de los demás a tu alrededor?, ¿esto te pasa, sólo en el trabajo, sólo en tu casa?. Nutrir o no nuestra planta interior, acaba repercutiendo en los hábitos que tenemos.  Ahora que tus mundos se han encontrado: ¿Qué dirías acerca de los hábitos?, ¿Qué reflejan tus acciones?, ¿Qué hábitos estás construyendo? Este, es quizá un buen momento para establecer reglas básicas de convivencia y para desarrollar nuevos hábitos.

Y así, 4 espacios que te permiten ver el “Home Office” como una oportunidad o padecerlo.  Lo cierto, es que los espacios, sólo hablan de cada uno; de tus hábitos, de tus relaciones. Podríamos decir que los espacios se han invertido: ahora convives todo el día con tu familia y estás en casa; mientras que con quienes solías hacerlo diariamente, como colaboradores, colegas, jefes; ahora sólo los ves a través de una pantalla o los escuchas a través del teléfono. Resulta interesante pensar que nuestros mundos se han invertido.  Como no creo en las casualidades, creo que más allá de que sea un tema mundial, en corto, me parece que esta situación a cada uno nos está poniendo enfrente la oportunidad de ver aquello que no queríamos o de corroborar lo que hemos construido hasta ahora. Y a ti, el home office ¿Qué te pone en evidencia?

Alma y Empresa

Por Lucía Blanco

Cuando era pequeña, recuerdo que mi mamá me decía que mis muñecos y juguetes en la noche cobraban vida y que según yo los tratara, era como me iban a tratar. Creo, que sin saberlo, esa historia, me hizo cuidar no sólo de mis juguetes, en mi niñez; sino de mis relaciones y de la gente en mi vida.

Más grande, elegí  la carrera de psicología más por descartar otras carreras, que por elección de ésta.  Sin embargo, la elegí consciente de que no quería trabajar en la clínica; sino en la empresa. Para ese entonces ya sabía que quería ser maestra y que la docencia, que ya ejercía desde hacía algunos años atrás, era una de mis dos grandes pasiones en la vida. (La otra es la danza).

Desde ese momento y hasta la fecha, la vida se ha encargado de mostrarme infinidad de veces, cómo la dualidad, en mí, es algo natural e inherente a mi naturaleza. De ahí, que para mí, la visión de una moneda con dos caras, se volvió una metáfora que hasta la fecha utilizo para ejemplificar las dualidades que conforman la unidad y cómo los opuestos generan el equilibrio.

Con el paso del tiempo y la experiencia laboral en escuelas, en corporativos, en banca y en autoservicio y mi experiencia en recursos humanos dentro de éstas, el enfoque a la gente dentro de una empresa se fue haciendo mi día a día, mi cotidiano y mi área de expertise.  Desde el relacionamiento y el enfoque de servicio hasta la planeación y logro de objetivos a través de la gente.

Este enfoque fue permeando en mis clases, en mis cursos y conforme adquiría más “horas de vuelo” en capacitación y docencia, me daba cuenta que el tema muchas veces no era el conocimiento lo que hacía que la gente fuera a un curso, era “encontrar algo” que les ayudara a resolver algún tema mucho más interno, que generalmente estaba relacionado o con una decisión o con una relación y casi en su mayoría con la comunicación de la una o de la otra. Es así, que adentrándome más en el mundo interior de las personas y mis propios estudios posteriores me fueron dando un enfoque hacia el desarrollo del ser, lo que llamaríamos: Desarrollo Humano.

Hoy distingo 2 mundos (he aquí la dualidad) el interno y el externo. Y también distingo al cuerpo como la frontera entre ambos.  De ahí que el filtro que ocupo al ver a una persona o a una empresa me lleva a ver el mundo exterior y preguntarme: ¿si esto refleja hacia afuera, cómo está este tema en el interior? Y como empresaria y consultora, esta visión y esta pregunta no escapa cuando tengo contacto con alguna empresa y sus directivos. ¿Se darán cuenta que lo que ven, es un reflejo de lo que ellos tienen, o lo que no?, ¿Qué la gente que colabora ahí es sólo un reflejo de ellos?, ¿ que si no fuera suyo, no estaría en su entorno? ¿qué emoción es la que subyace en esta empresa?, ¿de qué se habla  y de qué no?

Hablar del cuerpo, es hablar de la frontera entre los dos mundos, y también es hablar de emociones. Nuestras emociones, encuentran forma en nuestro cuerpo, tanto en las enfermedades y salud, como en la propia estructura corporal.  Es un tema de hábitos, de nutrición.  Lo mismo que en una empresa, en su estructura, están las emociones que mueven a esa empresa.

Desde este enfoque y sumada a mi dualidad inherente, me es imposible ver a una empresa sin su mundo interior. Y una metáfora que me da un paralelo de salud organizacional es la equiparación de cada una de las áreas de la empresa, a una parte del cuerpo. En donde la gente, es el mundo interior de la empresa, su alma; eso que está tan adentro que le da su esencia, su identidad y que sin saberlo o quererlo; es reflejo de sus dueños, de su cabeza. Y la estructura, la manera en que se conforma la dinámica de la empresa, la disposición física de los lugares de trabajo, las divisiones y subdivisiones, sólo son reflejo de sus emociones. Como en lo individual, las emociones van a guiar las acciones de la gente en la empresa, es decir sus comportamientos y éstos a su vez, han generado hábitos. la pregunta es: ¿estos hábitos ayudan a la empresa a lograr sus objetivos?, ¿son sanos?, ¿qué dicen de la empresa y su gente?

En Alma y Empresa, la gente, dentro de la organización, la equiparamos al corazón; a las relaciones, a los afectos; de donde sus hábitos, entre otras cosas,  irán construyendo su identidad (alma). Sin embargo, no sólo es la gente dentro de la organización, ésta es parte de un todo, como en el cuerpo humano. Todo parte de la cabeza (dueño/director general) en donde se genera la estrategia y a través de conversaciones, procesos (manos) y recursos (materiales, financieros y humanos), esta estrategia va permeando a la operación  (cuerpo), que al estar alineada de la cabeza a los pies (finanzas, que nos permiten dar pasos firmes), pasando por tener un área comercial sana (brazos), es decir que ingrese dinero; todas las áreas, todas las personas se alinean a un mismo objetivo, a un mismo rumbo. Y acaso, ¿no es eso lo que se pretende al tener un negocio o dirigir un área?

Si tienes una empresa y quieres conocer una visión general de cómo se percibe por parte de tus directivos; contáctanos, solicita un diagnóstico de salud organizacional. Haz mención de este artículo y obténlo de forma gratuita.

En alma y empresa nuestra garantía es: si tú te comprometes con tu empresa, nosotros te acompañamos en el camino.